La relación de pareja es una de las tantas formas del amor, en la cual nos experimentamos con un otro, y cuya interacción hace emerger de nuestro interior distintas sensaciones como: el amor y desamor, apego y desapego, plenitud y vacío…las cuales son polaridades que conviven entre sí, y se expresan en acciones y palabras.
El amor es la fuerza que sostiene toda la vida en el Universo y por lo tanto ha existido desde antes del inicio de los tiempos. En las tribus africanas, cultura que arraiga y conserva tradiciones milenarias sobre la vida (que es equivalente a AMOR), nos deja entrever que antes de que exista el amor, existe el orden. Es decir, el Amor (Vida) proviene del orden y si este se desajusta, se vería afectado en todas sus dimensiones: la abundancia, prosperidad, salud, dinero, trabajo, sexualidad, familia, pareja, amistad, etc.
Desde la mirada de las constelaciones familiares, línea de trabajo creada por el teólogo y espiritualista Bert Hellinger, quien estudio las tribus africanas, explica en su obra los “órdenes del amor” y su implicancia en el BUEN AMOR. Para que se dé la Vida = Amor, desde una forma armónica y favorecedora del estado de felicidad, se deben tener en cuenta los siguientes 3 órdenes.
- Derecho de pertenencia: en donde en una familia nadie puede ser excluido consciente o inconscientemente (Entiéndase por familia hermanos, padres, abuelos, bisabuelos y así sucesivamente), lo cual significa que un miembro de este sistema no puede tomar el lugar de otro…ej.: la abuela no puede tomar el lugar de la madre, el hijo no puede tomar el lugar de padre, o yo no puedo tomar el lugar de hermano de mi madre, entre muchos otros ejemplos más.
- Jerarquía: esto significa que los que llegan antes tienen una autoridad, por sobre los que vienen después. Ej. Los hijos no le pueden decir a los padres, abuelos u otros ancestros lo que tienen que hacer, ni tampoco sugerir, ya que son de una generación anterior.
- Equilibrio entre el dar y recibir: principalmente significa tomar la vida como un regalo de nuestros padres y por ende representa que no tenemos deuda con ellos ni con nadie…es decir podemos hacer con nuestra vida lo que nosotros deseemos. Cuando tomamos nuestra vida, somos capaces de vivir y entregar vida, ya que “solo podemos dar lo que tenemos”; y de igual forma, pero en polaridad contraria, si recibimos maltrato daremos maltrato, si fuimos desprotegidos, no sabremos como proteger…y así sucesivamente.
Partiendo de este paradigma, que en lo particular a mí como terapeuta me hace mucho sentido, es la interacción social y particularmente en la de pareja, es en donde podemos observar nuestros “desordenes en el amor” y todas las consecuencias que trae consigo. Imagínense que nuestra convivencia, de un día para otro, aumentara en la cantidad de horas de exposición y por ende obligados a pasar más tiempo con nuestra pareja (Ej: cesantía, enfermedad, cuarentena, toque de queda, etc.) …poco a poco empezarían a asomarse algunos síntomas, los cuales antes, por la falta de interacción o simplemente por estar inmersos y automatizados en las actividades del día a día, no éramos capaces de ver o directamente hacerles frente. Los síntomas más comunes que podríamos empezar a enfrentar son: agresiones, victimismo y culpabilidad, manipulación, rabia, ira, pena, soledad, entre muchos otros.
Lo que les puedo decir y con gran certeza, es que “nadie te puede hacer feliz” ni tampoco “nadie te puede hacer infeliz”, ya que esto y todos los fenómenos ocurren dentro de nosotros, y por ende es nuestra responsabilidad acceder a los estados de bienestar, salud y abundancia. Desde nuestra gestación, proviene la forma de relacionarnos, desarrollándose aun mas los primeros 12 años de vida y particularmente en la interacción con nuestros padres. Esta relación, que se ve afectada fácilmente por los acontecimientos de la vida y la desajustes en los “órdenes del amor” de nuestros padres, generaría la sensación interna de los niños de NO ser vistos, contenidos, amados ni protegidos principalmente. A partir de estas experiencias de insatisfacción, es que nos vemos como adultos, inconscientemente buscamos completar este niño, siendo la forma más común en pedírselo a la pareja, atribuyéndolo como una responsabilidad implícita y otras veces tácita.
En conclusión y para que lo observen en función de los “órdenes del amor” …
• La pareja y uno tienen un derecho de pertenencia: es decir no somos padres ni hijos de nuestra pareja, ya que ese lugar corresponde a nuestros padres. Es por lo anteriormente dicho, que NO podemos decirle a nuestra pareja lo que debe hacer, ¡ya que no es nuestro hijo!
• En tanto a la jerarquía: observar en este punto, que no tenemos autoridad sobre el otro, porque eso corresponde a nuestros padres y ancestros. En una pareja, la relación es lineal, la cual debe vivirse como un compañero y con el entendimiento que están juntos el tiempo que sea posible y que nos permita el destino.
• Equilibrio entre dar y recibir: aquí es importante observar lo que doy y lo que recibo, y viceversa, siempre desde un plano enriquecedor dentro de la pareja. Si un miembro de la pareja siempre da y el otro siempre recibe, ocurre un desorden, apareciendo fácilmente el resentimiento, sensación de estar aburrido, lejanía y en algunos casos la partida de uno de los miembros. En términos positivos, las relaciones crecen, cuando nace de un miembro de la pareja un acto amoroso y el otro retribuye con un acto igual o similar, pero con más intensidad. Si se da esta última dinámica, propiciaría un crecimiento y motivación en la relación.
Habiendo resumido en estos puntos, que desde la mirada de las constelaciones familiares y mi actual resonar con esta línea de trabajo, les dejo acá algunos tips, para crecer en el BUEN AMOR de pareja:
a. No intentar convencer al otro de que yo tengo a razón. La idea es que cada uno de su punto de vista una vez y no seguir argumentando, ya que puede surgir el sentimiento de desvalorización e ir creciendo en rabia, pena u otra emoción.
b. ¡No decirle al otro lo que debe hacer…NO es su hijo!
c. No culpar al otro por: no ser visto, protegido, amado, contenido, etc. El que lo pide es el niño interno que está dañado.
d. Tener claro que no es responsabilidad del otro mi felicidad o tristeza, sino mas bien, entender que es un camino personal, pero en compañía del otro.
e. En el momento que surja una emoción desbordada, permitir que ella aparezca y no enjuiciarla.
f. Estar atento a los gestos amoroso del otro, observarlos, agradecer y retribuir.
g. Dedicar dentro del día algunos minutos a conectar y observar cómo ocurren los actos de la naturaleza, dando atención plena y sin juicios a estos. Ej.: cerrar los ojos y observar la respiración, observar como juega una mascota, observar las nubes, pasto, montaña, insectos, etc., poner atención a los alimentos cuando los mastico y trago, mirar a los ojos un otro, hasta lograr visualizarme a través de ellos…
Félix Prelle N.
Director ICU, Constelador Familiar, canalizador y terapeuta